Hace un año, no teníamos ni idea de dónde estaríamos en este onceavo aniversario. Hoy, estamos aquí, en un lugar que bien podría servirnos de hogar durante una década más.
Todos sobrevivimos al abrupto cambio, incluso Tango. Nuestra familia sigue siendo de 5 integrantes. Pero en algún momento de los próximos años, pasaremos a ser tan sólo 2. Esa noción es aterradora y liberadora a la vez. También, nos hace querer redoblar esfuerzos y encontrar ese centro que tanto nos falta en numerosas ocasiones. Si hemos de enfrentar la incertidumbre y la pérdida, no queda más que hacerlo juntos.
Por ahora, sin mayor festejo o conmemoración, la recompensa es estar aquí. En un bello y tranquilo lugar que a pesar de todo los retos, nos recibe con brazos abiertos y un mar de posibilidades. Un semi-desierto de lo más fértil, donde nuestros sueños y potencial pueden florecer.
Un cielo sobrecogedor tras otro; encuentros diarios con fauna exótica; y gratas sorpresas en los rincones más inesperados de este páramo, que se desarrolla y urbaniza a pasos agigantados. En un aniversario tan cabalístico como nos lo permitamos, cada experiencia es tan memorable como las que vivimos desde aquel comienzo en 2011. Sin duda, los recuerdos de este nuevo viaje permanecerán con nosotros aún en 2033.
Cuando se es un optimista, cada año es “el año”. El once suena a un buen número para ser optimista, ¿no?